Con demasiada frecuencia pretendemos hacer pasar a nuestros alumnos por una metodología o material y no al revés. Los materiales son eso, materiales, y en ningún caso debemos permitir que limiten un aprendizaje, como observé cuando me dejaron este reloj.
Pensé que antes de nada mi alumno necesitaba saber que los números tenían un sitio fijo en los relojes y aprender cuál era, así que tapé los números originales del reloj con círculos de cartulina y lo cubri todo con una capa de cola blanca para que no se moviesen de ahí en la vida.
Después hice unos números nuevos en goma eva y les puse velcros para poner y quitar las veces que necesitásemos. También añadí cartelitos para memorizar las cuatro posiciones del minutero que me interesaban, ya que sólo íbamos a aprender esas. Están puestas también con velcro para poder retirar la ayuda una vez que la tuviese asimilada.
Y por último tape la marca de la editorial porque es un elemento visual innecesario en este proceso de aprendizaje y en su lugar podría añadir la palabra escrita del objeto, que al terminar en consonante es una palabra en la que podría fallar un niño que aún está asentando la lectoescritura y que de esta forma la estará viendo constantemente mientras aprende la hora.