A esta entrada podía haberla llamado también caballito exprés, ya que lo pensé, busqué, diseñé y terminé en dos o tres horas de un mismo día (y no suelo disponer de ese tiempo libre al día, pero en esta vida hay prioridades).
Marcos es uno de los niños de mi clase de educación especial. Tiene ocho años y es un niño mágico. Como muchos de nuestros niños especiales, él dice con los ojos mucho más que la gente que habla sin parar.
El viernes nos despedimos de él porque se va a otro cole, uno que está más cerca de su casa.
Lo echaremos mucho de menos y tuve la necesidad de que se llevase algo mío. Yo nunca me olvidaré de él pero quería que él no se olvidase "demasiado pronto" de mí.
Y como le encantan los caballos pues fue una de las primeras opciones que barajé. El patrón y la inspiración los encontré aquí.
Saqué la bolsa del fieltro. Contraste de colores. Dibujar, cortar, coser (a prueba de Marcos)... un botón por aquí, unos cascabeles por allá, un mini pompón para el ojo...
Terminé rellenando con algodón para que quedase muy blandito.
Lo que yo tenía en mente era pegarle el caballito en un cojín o camiseta, pero como no llegaba, al final lo rellené en plan peluche y cuando lo ví con él en las manos me di cuenta de que era mejor así.
El caballito mide unos veinte centímetros de alto.
A Marcos le encantó, ¿y a vosotros?
Ohhhhhh...que detalle.
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