domingo, 1 de noviembre de 2015

Gelatina

En un blog como el mío, donde lo mismo os enseño una tarta que una estrategia para sumar, entiendo que el título despiste, pero hoy toca educación en general y actividad sensorial en particular.
La gelatina da para un montón de cosas. Su textura es única y poco habitual, por lo que viene genial para trabajar texturas, olores, colores, sabores y permanencia de la masa.
Esto fue lo que pasó la primera vez que le enseñé a Sofía sus letras de plástico metidas en un bol de gelatina... que la idea no le gustó y el bol acabó en el fondo de la piscina. Recoger la gelatina de dentro fue una actividad entretenida.
La segunda vez, sentadas en la mesa y sin elementos extraños en la gelatina fue bastante mejor.
Metimos las manos, churreteamos un poquito y después jugamos a cambiarla de vaso en vaso y a rellenar recipientes. También acabó probandola.
Con Luna, que es muy distinta, la cosa se nos desmadró bastante más. Como lo veía venir la cantidad que utilizamos fue mucho menor.
El churreteo fue máximo desde el minuto uno y acabamos las dos con gelatina desde el pelo hasta la planta de los pies, pero que bien nos lo pasamos...













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